miércoles, 28 de agosto de 2013

Automedicación.

Yo no creo en las casualidades. Ni en reducir el amor a negociar soledades. Es como si quisieras querer, pero a medias. No creo en querer a medias. Bueno, ni en medias naranjas... Eso sería presuponerte, ya ves tú, como si alguien pudiese imaginar (ni siquiera imaginar) lo que eres. No creo en elecciones ni tampoco en que me elijan, yo prefiero que las cosas pasen. Tampoco creo en la gente que dice que te quiere pero no te da besos en las rodillas... No sé, me podeis llamar absurda. A veces estoy como el día y lluevo. Y en eso sí que creo. ¿Cómo puede alguien no llover? Me gusta la gente húmeda que te moja al abrazarte. ¿Qué hay mejor que un abrazo mojado?
En lo que sí creo es en la magia. En un vestido de color azul. En tatuajes que no necesitan agujas. En que un café no afianza nada que no te borre un whisky. Aunque a mi no me guste el whisky ni nada, pero no sé, creo igual que creo en la vida o en llorar a media noche porque sí.
¿Cómo puede alguien no sentir al extremo? Yo es que no sè, a veces lo intento pero no sé darme a medias y cuando quiero darme cuenta ya no estoy, ya me he dado y tardo siglos en encontrarme. La última vez tardé tanto que te dio tiempo a aparecer cuando yo no era nada. Y mírame, siendo todo.
Cómo va a poder alguien no ser todo con tu sonrisa pegada a la nuca.

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