- Tengo que irme. Dije.
Como quien escapa del ruido del pasado
cerrando todas las puertas del destino.
Caminé hasta casa, extraña, confusa,
con la sensación de haber perdido las llaves
del resto de mi vida
y esa tristeza infinita en el pecho
de quien ya no tiene de quien olvidarse.
- Ocho años. Me dije en voz alta sorprendida.
Seguramente ni siquiera era mayo.
Nisiquiera era mayo pues no vi abejas en las flores lo cual me entristecio aun mas, pregunte y me dijeron que estaban en la colmena sobreviviendo de la miel de abril y esperando a mayo, no te preocupes siempre vuelve mayo.
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