miércoles, 25 de junio de 2014

Corazón en fuga.

Le quise como se quieren las cosas que nunca serán tuyas. Un porsche en el garaje, un mar en la ventana, un viaje solo de ida a Nueva Zelanda. Le quise como se debe querer, con ese miedo anclado en el pecho de que esta vez el truco saliera mal. Le amé con todo mi miedo. Si amas sin miedo, no amas realmente. Yo siempre, desde el primer día tuve pánico a perderle. La primera vez que lo vi temí que al acercarme un poco más dejara de ser él para ser otro. Porque en mi cabeza antes de que él existiera ya le había dibujado tal y como estaba delante de mis ojos aquella noche. Y a cada paso que daba para acercarme tuve miedo a parpadear por si ya no estaba. Y cuando por fin parpadeé, tuve miedo a cerrar los ojos por si al despertar solo era un sueño. Y cuando los abría y le veía tenia miedo a tenerlos abiertos porque la realidad es que algo tan bonito solo podía soñarse y los cerraba de nuevo. Y también lo veía. Y durante mucho tiempo no sabía si estaba despierta o soñando, si era real o mentira, si me lo acabababa de inventar o existía porque si, porque a veces la magia existe. Pero nunca me quité el miedo de encima. Porque temer perderlo era mi modo de amarle. O porque ese miedo terrible era el único modo de amar a un hombre como él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pestañeos