martes, 29 de noviembre de 2011


"No puedo imaginar el día en que no la quiera" me dice Chuck Bass. Yo una vez me enamoré, en serio, amor de volverte idiota, de ese que te tiemblan las piernas y no te deja hablar. Del que te hace querer de vuelta todo lo malo para así tener también lo bueno contigo. Ese que te hace pensar que cualquier día el pecho te va a explotar y no te permite escuchar canciones que incluyan corazón sin pensar que él es el acento. Cuando le veía sentía exactamente lo mismo que en el momento justo en que estás a punto de romper a llorar, cuando la emoción te desborda la garganta y no es capaz de salirte por la boca. Alguna vez incluso lloré... Mientras le veía dormir. ¿Podéis imaginar un momento más dulce que ver dormir a la persona que quieres? Yo siempre lo he dicho, si tuviese que poner cara al amor sería la de Daniel Sánchez Arévalo pero justo después iría la cara de tonta que se me ponía a mi cuando le veía dormir. Luego él despertaba y me metía mano mientras me decía "Pon tú el rock&roll que hoy vas a ser mi guitarra". Estoy casi segura que lo había copiado de cualquier sitio aunque nunca pude comprobarlo pero para nosotros, esas mañanas de Nesquiq y Rock&Roll eran el amor... En síntesis, qué tontos que éramos... Pero cuánto nos queríamos, ¿No?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pestañeos