sábado, 12 de noviembre de 2011

Me he quedado con las ganas y tú te has quedao conmigo.

¿Te acuerdas de nuestras peleas? De esas que te pegaba de verdad y te mataba, de risa. De las de estrellarte todas las mentiras y tirarlas en la cama para arroparnos con ellas, por si nos daba frío. Me daban ganas de morderte. Pero no de amor no, quería morderte el puto labio y hacerte sangrar... Y aquí llega el bucle. En tu labio inferior, en la esquina derecha, justo al lado de la comisura tienes guardados todos los besos que me quedan por dar. Me picas, me escueces, me ardes. Me ardes en la espalda y me ardes en las rodillas. Me quemas en la garganta mientras atrancas todo lo que me queda por contarte, si es que hay algo que aún no sepas. Quizás fue eso lo que pasó, dejamos que la rutina inundase los te quieros y la improvisación quedase en la última esquina de la ciudad, detrás de los orgasmos que nos quedan. Hay personas que son cadenas y hay cadenas que pesan porque arrastran consigo demasiadas decepciones, cadenas con candados y candados con llaves que sin quererlo se cosen al bolsillo trasero de tus vaqueros.

1 comentario:

  1. 'Hay personas que son cadenas y hay cadenas que pesan porque arrastran consigo demasiadas decepciones'

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