No cabe en una noche lo que yo te quise.

No sé que tienen las voces rasgadas que siempre me emocionan. Ni los cantautores cursis que deciden meterte en sus canciones y rajarme por dentro al escucharlas. Tampoco sé que tiene la vida que siempre acaba en el 5 lunar de tu espalda. A veces el mundo se concentra en una noche y al llegar el día se pierde. El mío debe estar por allí, entre el poster de Bunbury y la maqueta del Mercedes años 80, en tu cama, esperando a una Luna que debe estar aún por salir. Yo la espero aquí, por si acaso, entre fracasos, la rutina deshecha y la voz de Rebeca Jimenez.