Hoy te veo.
Sí, hoy te veo. Vienes a mi casa y pienso en comerte a besos, en beber cerveza, en poner una pelicula que no nos dure ni 10 minutos y que no nos de tiempo ni a llegar a la cama. Pienso en que te pondrás la camisa que menos me gusta y que esa puede ser la mejor excusa para quitártela. También pienso en decirte al oído que te quiero. Con todas sus letras, te quiero. Te quiero comer, te quiero a morir, te quiero vivir.
Pero no puedo hacer nada de eso porque hoy vienes a romperme el corazón. Sí. Me tiré a una piscina de cabeza sabiendo que no tenía agua y, por si fuera poco, voy a repetir.
Esa soy yo, kamikaze. Qué importa. Pienso en todo lo que te haría y no me quedan ganas de hacer nada que no sea hacerlo. Ni siquiera este travalenguas me apetece más que tu lengua.
Por si no nos volvemos a ver, quiero dejar este epitafio a todo lo que he sentido contigo. De fondo suena un viejo requiem de Radiohead.
Y yo solo pienso en besarte.
- Y si no me quiere, no me quiere.
- Nadie se muere.
- Así está el tema.
- Qué dilema.